Ante asuntos que no nos interesan abordar, muchos optan por una solución matemática: irse por la tangente. No hagamos como ellos. Reflexionemos sobre el ayer que nos condujo al hoy y el hoy que nos lleva al mañana.
Estamos aquí porque el sector privado cogió un camino deshonesto, en el que se pretendía exprimir el mercado y, con ello, al consumidor de a pie hasta tal punto que esa ambición ha llevado a dejarlos secos. El problema no sólo radica en esto sino en que la salida apoyada por grandes economistas cuyas teorías tampoco interesan a los que dirigen el país, es consumir más, aumentar el consumo para acrecentar la productividad reactivarla de nuevo.
Una dificultad como la que tenemos vigente hoy en día es quizá un aviso de la necesidad de un cambio, un cambio interior. ¿Interesa? Cuando poder y ganancias privadas están ligados, no. Si la división de poderes, que se realizó con el fin de garantizar que estos no se vieran contaminados por los vaivenes de los otros, hubiera sido paralela a la obligatoria desunión de priorizar el egocentrismo de una persona o un grupo pequeño por encima de la mayoría, ahora no estaríamos aquí ni estaríamos hablando de una crisis profunda. De ésta, nos deberían sacar los dirigentes del país pero no saben cómo hacerlo sin ver perjudicados el modelo actual que es el que les importa y quienes saben verdaderamente cómo hacerlo están al margen porque a los gobernantes no les interesan.
Es una situación que roza le patetismo, siendo optimistas. Mientras tanto tienen la desfachatez de crear polémicas disuasorias del epicentro de los problemas como el hecho de criminalizar a aquellos que piten el himno nacional. ¿En qué punto hemos perdido el juicio? No nos dejemos engañar. Empañar la realidad con nimiedades que engrandecen y dividen al pueblo se les da muy bien. Llevan haciéndolo desde que crearon su agrupación que de popular tiene muy poco.
Ahora con la Eurocopa esta cortina de humo es densa, muy densa. Sin embargo, cuando pase, retomaremos el punto en el que lo habíamos dejado aunque otros velos querrán tupirse sobre el asunto.
TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS
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