Hace cien años que España se hizo cargo del Protectorado que
Francia le cedió en el norte de Marruecos. En efecto, ya en la Conferencia de
Algeciras de 1906 quedaron clarificadas las posturas de las por entonces potencias
internacionales, como Inglaterra y Francia, acompañadas por la recién unificada
Alemania, y que aspiraban a poder tener mayor control en la zona norte del
continente africano.
Inglaterra
no veía con buenos ojos que en la zona que ellos controlaban del Estrecho de
Gibraltar, con su colonia gibraltareña, Francia dispusiera frente a ellos de
unos puntos donde poder controlar también ese lugar.
Así pues y
tras los esfuerzos diplomáticos, se consideró que fuera España, que ya poseía
en esa franja de la costa norte de Marruecos varios enclaves, la que se
encargara del Protectorado de esa parte marroquí.
Por otro
lado, Francia no era tonta y sabía perfectamente que la zona que entregaba era
por un lado, la que menos podría desarrollarse debido a que es una zona
montañosa en extremo y por otro lado, y quizás lo que más animó a cederla a
España, es que en esa zona del Rif, estaban precisamente aquellas cabilas que
siempre habían querido ir por su cuenta, sin tener que estar sometida a lo que
dictara el Majzén marroquí y en consecuencia la potencia europea que ayudara a
éste a que viniera lo que por aquellos momentos se llamaba la civilización y
progreso.
Es por ello,
que a partir de 1912, España se hace cargo de esta parte del Protectorado,
dividiéndolo en dos zonas efectivas: la occidental y la oriental.
La segunda
de ellas estaba encabezada como una especie de capital de la zona por Melilla,
mientras que la occidental se alternaría entre Tetuán y Ceuta.
La duración
de este Protectorado fue hasta el año 1956 cuando Marruecos recibió la
independencia y empezó como país efectivo a partir de ese año, pues antes no
había conseguido todavía el estatus de país, más bien como una especie de
imperio con capital en la zona occidental y el resto dependiendo de ellos.
Durante los
años que duró dicho Protectorado y al margen de los conflictos bélicos que
acaecieron al comienzo del mismo, recordemos las diferentes campañas desde 1912
hasta 1921, escaramuzas nada más, pero a partir de ese año fue una debacle
total para la Comandancia General de Melilla y por ende para el resto del país
que tuvo que afrontar una guerra con la que no habían contado.
A partir de
1927 fue cuando se pacificó totalmente esta zona. Pero quisiera que quedara
claro un aspecto del cual muchos historiadores no quieren ver: el hecho de que
el ejército español entrara en esta zona del Protectorado no era precisamente
para conquistar nada, ni tampoco para imponer la ley española, sino que lo que
hacían era mantener la ayuda al Majzén marroquí que apenas contaba con un buen
ejército para poder sostener y contener las revueltas de los rifeños que no
estaban de acuerdo con someterse al mismo.
Abdelkrim no
luchó para liberar a Marruecos de la opresión franco-española, sino que quería
independizarse del propio Majzén al cual no consideraba líder del territorio
marroquí. Las cosas hay que dejarlas muy claras pues se están diciendo y
escribiendo muchas “historias” de aquellos hechos que no son reales, sino que
quieren ser tomados por la verdad cuando no fue así.
En esos
años, España pudo llevar de manera más o menos competente la administración de
esa zona, con aquellas Intervenciones en las cuales se veía todo lo que debía
hacerse en cada una de las zonas que correspondían a las diferentes cabilas.
Se consiguió
trasladar algunos elementos claros del progreso y civilización que podía, pues
nuestro país siempre ha estado por detrás de los avances que sí disfrutaban en
otros países más avanzados, pero por lo menos se intentó.
Todavía
quedan muestras del paso de España en esta zona del antiguo Protectorado
español de Marruecos y sobre todo quedan los recuerdos y vivencias de muchas
personas que nacieron o se criaron y vivieron allí. Recuerdos que traen la
nostalgia y la melancolía a muchos de ellos.
FERNANDO
SARUEL HERNÁNDEZ
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