Políticos avestruz y otras especies

Cuando los días pasan y las noticias que nos rodean son las que podemos leer o intuir, según el medio que escojamos para hacerlo, es que el temor de que todavía podíamos empeorar la realidad presente existe.

Tras las manifestaciones que han tenido lugar en las diferentes ciudades de nuestro país hay quien se ha propuesto intentar acabar con ellas y dejar a la sociedad en silencio porque es como les gustaría que estuviese. El actual gobierno siente predilección por un verso de Neruda: <<me gusta cuando callas porque estás como ausente>>.

 Si nadie reclama, aunque yo se lo pida o le obligue a mantener el silencio, parece que todo va bien. 

Penoso. Eludir los problemas no hacen que desaparezcan. La postura del avestruz no es de seres responsables y comprometidos. Es de críos. De patio de colegio. 

Otra forma de encubrir las voces que recuerdan que las decisiones tomadas por los dirigentes no son bien recibidas por las que las padecen, es el miedo. Sembrarlo es fácil. Porra en mano a unos cuerpos de seguridad que parece que les sobran motivos para usarlas en muchos casos. Por si eso no fuera poco, no es que no se reprueben actuaciones que atentan contra la integridad de ciudadanos que igual estaban esperando un tren tranquilamente en Atocha, sino que se les felicita. Sí, señor. Eso es un ejemplo de mandatario que parece estar muy lejos de lo que se vive a pie de calle. 

La única nota positiva esta semana ante estos ataques la ha puesto un juez, el juez Pedraz, que ha puesto un poco de cordura ante la caza de brujas que había empezado la derecha más rancia contra los organizadores de una protesta que, manifiesta o no, es general en el sentir. Así, no sólo considera lícito el derecho a la manifestación del 25S sino que la califica de justificada por <<la decadencia de la clase política>>. Por supuesto, ya han salido personas que van con el jersey ligado al cuello pero llaman pijo a alguien que sí ha pasado sus correspondientes pruebas para acceder a su cargo y lo ejerce sin mirar a quién contenta sino de acuerdo con lo que cree justo. 

No se deja de hablar de crisis financiera pero ¿acaso no hay una crisis mucho más preocupante? Una crisis de valores, de sensatez, de personas que dejen de pensar que el país es suyo cuando gobiernan, de pasividad ante las necesidades de la clase trabajadora, de los políticos de burbuja que tan sólo ven lo que les interesa. 

Basta de encubrir lo que sucede, de manipular, de dejarse manipular, de intentar camuflar los recortes con otros temas que les vienen muy bien para derivar la atención de la población, de oprimir. 

En estos días, algunos hemos sentido que se abría un túnel en el tiempo y se volvía mucho años atrás...

Tamara GC

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About Fernando y Tamara

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