Ahora lo que sí podemos decir es que de un tiempo a esta parte, nuevos directores han ido sacando temas que bien pueden competir con las más avanzadas películas de Hollywood, además se han conseguido estar en lo que se llama la “pomada”, es decir, en lo más importante de la cinematografía mundial que siempre va a pasar por conseguir algún premio de la Academia de Cine norteamericana. Casos como el de Amenábar o Rodrigo Cortés, entre otros pocos más.
Cada uno de ellos les está dando a la cinematografía española un nuevo aire en sus producciones, puesto que sacan temas que si bien se pueden ver en otras películas extranjeras, sin embargo, apenas se había tocado en España.
El caso que nos ocupa, Calparsoro, tiene un cine muy propio y de carácter y sello fundamentalmente que podemos ver casi en este director desde que comenzó a dirigir.
Son pocas las películas que tiene en su haber, pues tan solo ha realizado siete desde que empezara como tal en el año 1994 con la cinta “Salto al vacío”. A esta le siguieron Pasajes (1996), A ciegas (1997), Asfalto (1999), Guerreros (2001), Ausentes (2005) y siete años después la ya mencionada Invasor.
La acción gira en torno a unos personajes que se ven solos, aunque vayan en grupos pequeños, en contra del medio en el que estén, ya sea en pleno suburbio urbano o en un conflicto armado como en Bosnia o Afganistán.
Ha intentado relatar las experiencias de jóvenes españoles ante la sociedad ya sea la del país o la del extranjero como en las dos cintas bélicas que hemos mencionado con anterioridad, poniéndolos al límite de la supervivencia con lo de estresante que eso conlleva.
En el caso de Invasor, nos sumerge en una doble acción: lo que los protagonistas, magníficamente protagonizado por Alberto Amman o el incombustible actor malagueño Antonio de la Torre, pasan en una misión supuestamente humanitaria en Afganistán pues son médicos del ejército
español y lo que en un momento determinado ocurre que hace que sumerja al personaje principal, Amman, en una pérdida ocasional de la memoria, pero que ante la buena predisposición, y también falsa, de un representante del gobierno español para hacerle todos los honores por su actuación, hacen que cuando vaya recuperando la memoria tenga que huir hacia delante para conseguir demostrar lo que verdaderamente ocurrió aquel día.
El tema es valiente, puesto que al igual que ocurrió con su anterior película “Guerreros” vuelve a tratar el viaje a ninguna parte de unos miembros del ejército español que bajo el auspicio de una misión humanitaria, al final es todo lo contrario.
En Invasor, salen a relucir lo más mísero del Estado, sus cloacas donde para que no se descubra la realidad se valen de todos los medios, entre ellos, el asesinato impune, sin embargo, aflora también la esperanza de un personaje que se revela ante eso en soledad, pero que consigue mover los cimientos más profundos del gobierno.
Es una película que recomiendo verla, aunque en algunas escenas es demasiado cruda, sin embargo, el resto es trepidante y con una acción tan real como la vida misma.
FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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