Silencio en la sala


Hace cuatro años, concretamente el veinte de agosto de 2008, ocurrió en Barajas el último gran accidente de la aviación en España. Una aeronave de la compañía Spanair colisionó nada más despegar de la pista de Barajas, ocasionando ciento cincuenta y cuatro víctimas mortales.

Aquella magna tragedia todavía está sin esclarecer sobre todo cuáles fueron las verdaderas causas del siniestro, más todavía cuando esta semana ha salido una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid donde no ven causas penales que atribuir a nadie y tan sólo criminalizan a los pilotos, los cuales también fallecieron en el accidente.

Lo peor de todo es que dicha sentencia no permite que se vuelva a reabrir el caso, por lo que si se quiere seguir adelante, tendrá que ser con un recurso de amparo y trasladarse a los tribunales europeos.

Evidentemente, los familiares de las víctimas así como las que pudieron salir ilesas del accidente vuelven a ver cómo es la justicia que se supone está para ayudar y aclarar las cosas, les vuelve la espalda y lo dejan todo en el aire.

La verdad es que de nuevo nuestra administración de justicia vuelve a lucirse. Y ya son muchos los casos en que los magistrados y jueces hacen caso omiso de su verdadera función y siguen mediatizados por intereses personales y hasta podemos llegar a decir “ocultos”.
A mi me gustaría ver a estos jueces que tuvieran que darles las explicaciones en persona a todos aquellos a los que han vejado tras su sentencia, seguro que no tendrían la suficiente valentía para hacerlo y sólo lo hacen escudándose en esa supuesta independencia en el que en realidad debería estar el poder judicial pero en este país no es así.

Nada más que ver quiénes eligen a los altos tribunales de justicia: los partidos políticos, es por ello que no hay esa cacareada independencia del tercer poder, pero bien que nos lo quieren hacer meter en nuestras cabecitas.

En el caso que nos ocupa, esta sentencia ha reconocido algo y es que no saben qué demonios pasó, pues hace pocos días pudimos escuchar las últimas conversaciones de los pilotos y lo único que sabían es que fallaba el motor, después se supo que el avión no estaba configurado para despegar por lo que no pudo volar, parece ser también que no les funcionó el cuadro de avisos de fallos por lo que no se percataron del problema que tenían encima.

Lo único cierto es que de nuevo nuestra justicia no funciona como casi todo el aparato del estado. Al frente de todos estos puestos de suma importancia parece ser que están ocupándolo personas sin conciencia y que para lo que ellos les conviene dictan sentencias que se ajustan no a las leyes, sino a “sus” leyes dejando desamparado al ciudadano que por otro lado, está costeando sus sueldos.

Este país va necesitando de un cambio en todos estos puestos pues un día sí y otro también nos están invadiendo noticias cada vez más denigrantes para la ciudadanía, pues cuando no se dejan en libertad a asesinos, sí salen poniendo bandas en falsos certámenes de belleza y demás saraos perdiendo el tiempo y nuestro dinero, porque cuando el total de los ciudadanos asumamos que nosotros somos los que les pagamos sus sueldos y caprichos, entonces podremos cambiar estos hechos. Estoy completamente seguro de ello.

Sin embargo, este caso del accidente se ha sobreseído. Silencio en la sala.

FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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