AMISTAD


            En este mundo tan decrépito en cuanto a valores humanos se refiere, todavía podemos tener esperanza en la especie humana.
            Una especie que por más que intente su autodestrucción, siempre nos quedan algunas personas que se salen de la norma habitual de hipocresía, de envidia y de ser y estar por encima de los demás.
            Aún es posible comprobar cómo el ser humano es capaz de generar afecto hacia otros, es capaz de hacer cosas sin querer nada a cambio, sin  ninguna otra pretensión que ayudar a su prójimo.
            Bonitas palabras que suenan casi extintas cuando podemos comprobar cómo a lo largo y ancho de nuestro planeta se intenta acabar con los demás por cuestiones meramente materialistas.
            Claros ejemplos los tenemos en los lugares llamados “calientes” como Libia, Iraq o Afganistán, curiosamente donde interviene la comunidad internacional, por motivos “humanitarios”, aunque la verdadera razón sea porque son lugares estratégicos y vitales para los llamados países desarrollados, ya que aquellos contienen en sus entrañas recursos energéticos imprescindibles para poder seguir despilfarrándolos en este llamado “primer mundo”
            Hay que decirlo así de claro y sin tapujos. ¿Por qué no se interviene en aquellos lugares conflictivos como Zimbawe donde se masacra a la población civil y  no se derroca a su jefe gubernamental, sabiendo lo que es y lo que hace? Quizá porque ahí no hay petróleo o gas.
            Hasta extremo hemos llegado los seres humanos, que como los monos de Gibraltar, nos tapamos los ojos para no ver la realidad, que nos tapamos los oídos para no escuchar el lamento de los que sufren, que nos tapamos la boca para no gritar alto y al unísono que el mundo está corrompido, pero que aún es posible su recuperación.
            Sí, es posible. Yo lo he vuelto a ver, lo he vuelto a oír. La amistad, gran palabra que es mucho más de lo que nosotros podemos llegar a creer.
            Amistad verdadera, sin recibir nada a cambio. Colocarse al lado del amigo que sufre y que con solo escucharlo, lo estás ayudando, con sólo un abrazo lo estás consolando.
            Todos tenemos problemas, todos pasamos por situaciones dramáticas y es cierto eso de que el ser humano es, ante todo, un ser social. No podemos estar al margen de lo que nos rodea, de quienes tenemos a nuestro alrededor.
            Hoy he comprobado que el mundo tiene todavía arreglo. He sentido la verdadera amistad. He comprobado el valor de un abrazo, de un gesto, de un beso en la mejilla, con la única finalidad de decirle al que sufre “estoy contigo, no estás solo”
            Agradezco a estas personas que han hecho posible que me dé cuenta que no estamos solos, que el mundo es maravilloso y que la vida sigue mereciendo la pena  vivirla.
            Va por vosotras “Cuchufleta” y  Paqui, que me habéis demostrado lo que significa la palabra Amistad. Vosotras sí sabéis hacer sentir feliz a la gente que os rodea.
            El ser humano todavía tiene solución. Creamos en él.
FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ

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