Iba a llamar este artículo con otra denominación, sin embargo y después de ir analizando, someramente claro, sobre lo que iba a hablar este domingo, he preferido titularlo como “Recortes constitucionales”
Si ustedes se dan cuenta de la situación en la que estamos y lo que es peor, en la que nos están metiendo, no se puede hablar tan ligeramente de “recortes sociales” o “ajustes”; no es eso, son auténticos “sacrilegios” lo que se está haciendo con nuestra Norma Primera, con nuestra Constitución.
La Constitución que la mayoría de los ciudadanos de este país quiso que así fuera, donde se hizo un verdadero gesto democrático y al igual que el propio texto constitucional, fue por consenso de todos.
Han pasado treinta y tres años de ese histórico hecho, y ahí ven cómo se la sigue ultrajando y por ende, al ciudadano que está en su amparo, que cada día se levanta e intenta que este país siga funcionando, que cuesta mucho hacerlo y mucho sacrificio de todos, sin embargo, por tan sólo una nefasta gestión de unos pocos, el resto lo estamos pagando con creces.
Hace un año se produjo después de mucho cuestionarlo y ya a la fuerza, una huelga general para darle un toque de atención a los políticos de turno, la verdad fue un verdadero fiasco, puesto que ni los mismos convocantes se creían lo que estaban argumentando.
No es hora de lamentaciones, lo sé, pero sí es hora de dejar bien claro que los que siempre pagamos “el pato” de todo esto, somos los mismos. Somos los mismos a los que nos sangran a base de subida de impuestos, ya está bien de engañarnos con la frasecita “impuesto a los ricos” ¿quién se lo cree? nadie, absolutamente nadie.
Y he ahí el grave problema, que ya casi nadie se cree lo que dicen los que supuestamente están colocados ahí para gobernarnos. Ufanamente nos quieren hacer creer que todos trabajan por sacar a este país de donde está, pero no es así.
Están empecinados en acabar con la Constitución, pues no la respetan bajo ningún concepto. En ella queda bien claro una serie de derechos y deberes de los españoles, pero parece ser que a estos “politicuchos de tres al cuarto” se les olvida el respeto a los derechos que todos tenemos, no sólo ellos.

Derecho a un trabajo digno, el poco que hay está casi rozando la indignación; derecho a una vivienda, muchas familias que no pueden soportar las fuertes hipotecas y se ven en situaciones ruinosas; derecho a una sanidad universal, ajustes y recortes por todos sitios, derecho a una educación pública de calidad, idem de lo mismo…y así muchos derechos más usurpados.
Sin embargo, los deberes son multiplicados exponencialmente, y no digas nada por que si te quejas, te dan más fuerte donde te duele. A la ciudadanía de este país se le está pasando ya la anestesia en la que han querido meterla; los políticos son ya personajes muy poco valorados y cuando se les pregunta a cualquiera, la mayoría lo relaciona con la mentira, la manipulación, y el “me lo llevo calentito” y, por desgracia, es así en una buena parte de los casos. Y no digo que los habrá honrados y que luchen por los ciudadanos, pero se ven tan poco, se hacen notar tan poco o los otros gritan en demasía.
La Constitución de 1978 está para respetarla, pero por todos. El ciudadano se ve prácticamente desamparado y engañado puesto que aquello por lo que hace unos años,
no tantos, lucharon por tener algo en lo que creer y seguir adelante con ilusión, nos lo han quitado, mejor dicho: nos lo han robado.
La mancha de esta bazofia en el que nos han colocado llega a todos los ámbitos y es hasta sangrante cuando escuchas a los de cualquier signo político decir: “la educación y la sanidad no se tocarán jamás” y ya están viendo el resultado.
FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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