JUSTICIA QUE HACE LLORAR: HOY GARZÓN SOMOS TODOS


Tenemos lo que nos merecemos. Somos un país de panderetas en el que mientras se garantice el fútbol y otros modos de diversión, ya saciamos nuestro conformismo. No nos importa que las injusticias se multipliquen a nuestro alrededor. Nos da igual. Somos egoístas por naturaleza. Cada día más. En algún momento, hemos perdido el rumbo no de la moral sino del equilibrio vital.

No puede ser. No puede ser que un juez que intentaba destapar un caso de corrupción sea vapuleado indignamente y arrojado al poso del olvido y de la denigración más infamante, quitándole aquello que hacía bien: hacer justicia. No. Él ha padecido todo lo que ha intentado combatir durante toda su carrera. Al parecer, se metió con quien no debía. A los corruptos no se les toca. La derecha más rancia sigue en su sitio, impune pese a que todo saben cómo son y lo que hicieron y lo que seguirán haciendo mientras el pueblo, sumiso siempre, lo siga consintiendo.

Si lo tolera el pueblo, pues, que  no se queje. Tiene lo que desea. Lo que permite. No concibo cómo estas cosas no sacan a España a la calle. Hacemos bromas sobre el caso Urdangarín, sobre el dinero que nos quitan personas que cobrando más que ninguno de nosotros – eso si tienes la suerte de tener trabajo gracias a sus gestiones económicas – pero nada más. No somos capaces de levantarnos, dar un golpe en la mesa y decir: 

-Hasta aquí hemos llegado, amigos. Basta. Del pueblo no se ríe nadie. Y menos vosotros, que deberíais representarnos y a quienes os pagamos con nuestro sudor. 

Miedo. Es lo que parece tener la población. Entiendo que antaño, cuando hablar sobre ciertos temas o simplemente ser señalado podías pagarlo con la vida, no se alzase la voz. Aun así, muchos lucharon por conseguir algún avance, algún derecho que mejorase la situación de lo que algunos llaman la masa. El pueblo. 

Me gustaría imaginarme otra España. Una España en la que lo correcto fuera lo justo y no en la que la justicia cambiase el significado de aquello que promulga para adaptarlo a los intereses de unos pocos. 

Ante la ley, no debería haber ninguna diferencia. ¿De qué ha servido la separación de poderes si no hemos conseguido que entre ellos haya relaciones nocivas?

Mucha gente murió por nuestros derechos. Ahora, si nos los quitaran todos creo que ni nos moveríamos de la silla. Ahora bien, si es así, si colaboramos con este homicidio a la legalidad no tendremos perdón. Las víctimas que se quedaron atrás pesarán sobre nuestros hombros como losas. Sentiremos sus voces en nuestra conciencia si no es que la perdimos cuando permitimos que nos atropellen a nosotros mismos o, indirectamente, saltándose los códigos establecidos como ha pasado con Garzón.

Hoy Garzón somos todos.


TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS
Share on Google Plus

About Fernando y Tamara

This is a short description in the author block about the author. You edit it by entering text in the "Biographical Info" field in the user admin panel.
    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios :

Publicar un comentario