Hay palabras que suenan a pasado. La censura parecía formar parte de ellas. Sin embargo, quién nos iba a decir que iba a estar tan en boga y, más aún, que su actualidad iba a venir de manos de un micromundo en el que la libertad era una de los fundamentos básicos: internet.
No se habla ya de derechos de autor ni de vulnerar la propiedad de nada ni de nadie, se trata de que la libertad de expresión pasa por una nueva crisis. Esta vez, sembrada por Twitter. Si hasta hace poco cualquiera podía emitir en forma de frase con 140 caracteres sus pensamientos, opiniones o juicios de valor sobre el tema que le pareciera, ahora, estos podrían pasar un filtro que se fijará en los intereses partidistas de quien censura: el gobierno y otros organismos que se cobijan bajo su manto.
Twitter perdería, de este modo, su esencia y el motivo principal por el que esta red era tan atractiva para los usuarios: una filosofía de expresar con la espontaneidad que brota de la autodeterminación.
El rechazo no se ha hecho esperar entre los usuarios del medio. El hashtag de #CensuraTwitter llegó a ser trending topic en España. No se comprende cómo, en los tiempos que corren, uno deba medir sus palabras para no atentar contra ciertas autoridades. El derecho a la protesta siempre ha de estar vigente y, en internet, es fundamento que tenga presencia porque permite quebrantar esas barreras que en otros soportes son infranqueables y llevan a que nuestras voces se pierdan en el abismo del vacío, el vacío de no tener un oído que las escuche o unos ojos que las lean.
La red de mircoblogging se había erigido como una de las más populares por la apertura de sus puertas a nuestras apreciaciones, por el respeto hacia ellas y por no poner un guardián en estas puertas. La marca que representaba Twitter dejará de ser de los tuiteros para dar paso a algunos interventores. Si se continúa por este sendero, otras redes podrían ocupar los caminos o abrir nuevos donde entre directamente la luz sin necesidad de poner parasoles que impidan la entrada.
En ese sentido, @juanludorado se muestra crítico al señalar que: «Es lamentable que los poderosos presionen para lograr una #CensuraTwitter y no presionen por censurar la corrupción y las estafas al pueblo». En este sentido Hemingway ya aludía a la llamada enfermedad del poder que conlleva a la imposibilidad de aceptar las críticas y a la creencia de la indispensabiidad. Los medios de comunicación libre han sido uno de los mejores antídotos contra esta enfermedad.
Por lo visto, este filtro parece ser una estrategia de propagación de la red por países en los que estaba vetado. Sin embargo, ¿reducirán estas políticas a estos territorios u ofrecerán en un futuro las misma política a todos los países que lo demanden? ¿Dejan el idealismo a un lado por la comercialización? Y, ¿se han cuestionado que esta ampliación de mercado puede ir en detrimento del mercado que los ha alzado hasta donde se encuentran ahora?
Con todo, Twitter eliminará los tuits o las cuentas de los usuarios en los países donde se reciba la orden de censurarlos. Estos datos borrados no se verán en este país pero sí seguirá siendo accesible para el resto de países.
Ni que decir que China ha aplaudido esta medida. En un país donde Twitter, Facebook y Youtube son accesibles mediante un servidor interpuesto en el exterior (VPN) y donde el control ha adquirido grados de sofisticación macabros, denunciados por disidentes chinos como Ai Weiwei –que tenía a la red como una ventana al exterior donde mostrar sus pareceres. China apunta que en la Primavera Árabe o revueltas como las de Londres tuvieron un papel fundamental las redes sociales.
Tailandia también se ha pronunciado al respecto y ha expuesto que trabajará con Twitter para bloquear los mensajes que vulneren sus leyes.
¿Dónde acaba la ética y empieza el dominio que quieren ejercer ciertos gobiernos sobre todo lo que le rodea?
No existe poder más fuerte que la información y ésta no debería estar en manos de unos cuantos que la controlen y creen un producto que les interese a ellos. La información nos hace más libres de lo que somos, nos permite conocer y, así, poder formarnos idea de lo que acontece y poder exteriorizar lo que con esos datos hemos interiorizado previamente. Nos permite votar con criterio, nos ofrece elegir en todos los campos de la vida. A veces se nos olvida que ciertos países donde se quiere poner un esparadrapo en la boca al pajarito de esta red social no saben lo que es la democracia, ni las posturas opuestas a las establecidas, ni la conciencia. Con estas prohibiciones, contribuimos a poner obstáculos en esa lucha por sus libertades. Tal vez, ellos tampoco dispusieron de la información que les hiciera abrir los ojos y ver que existen otros mundos en los que todos pueden hablar, en la que mi voz y la de al lado valen tanto como el resto.
No se me olvida lo que es internet o lo que debería ser: un mundo hecho con las aportaciones de todos, cuántos más, más enriquecedor es. Si obviamos esto, internet habrá perdido su funcionalidad y se convertirá en un producto incompleto en muchos lugares del planeta.
TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS
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