De puntillas. Sssh. En el más extremo silencio. Paso a paso. Escalón a escalón. Son empresarios. Incansables. El trabajo para ellos es vital. Empezaron con la restauración y pasaron luego a la venta de pequeños objetos en bazares pero son imparables. Han continuado con peluquerías, bares que distribuyen nuestra propia gastronomía, ultramarinos, almacenes para mayoristas... Son los comercios popularmente conocido como las tiendas de los chinos. Son la gran competencia de muchos otros comercios. En otros lugares en épocas difíciles aluden al instinto de patriotismo y con ello a la necesidad moral territorial de fomentar los negoicos autócnos y de comprar con la moralidad y el corazón más que con la propia cartera. Hay países que carecen de él.
Los otros no pueden competir con ellos. Las tiendas de alimentación con una superfície infericor a 120 metros cuadradros cuentan con una libertad de horarios permitida por ley siempre que son se excedan de las 12 horas diarias. Los otros han denunciado en multitud de ocasiones que incumplen esta normativa y sobrepasan este tiempo. No es que sean máquinas de trabajar como dice la leyenda, simplemente son negocios muy familiares en los que tiene cabida la ayuda de todos sus miembros y esto conlleva a que el descanso también roce su ser.
La mayoría de ellos, vuelven a su país una vez han envejecido pues no conciben la idea de ser enterrados en un lugar que no sea la tierra en que nacieron. Muchos piensan que sus negocios florecen tan rápidamente porque no invierten en carne. Sin embargo, es una tradición fúnebre lo que sigue esta generación de orientales.
Más allá de todo esto, si antes sorprendía el pasar por el barrio y ver un restaurante de otro país, ahora forma parte de nuestro entorno y nos parece "normal". A finales de la semana pasada, no obstante, paseando me adentré en un entramado de calles en los que como si de un suceder de diapositivas se tratara, me impresionó ver un compendio de negocios orientales ocupando manzanas y manzanas en las cuales lo extraño dejaban de ser este tipo de negocios, sino los negocios de los otros.
Los otros podrán quejarse por doquier pero mientras ellos van haciendo, van avanzando, van progresando y ganando mercado. Son hormigas que parece que acabarán devorando a los que se creían leones.
TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS
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claro que no ves a un chino viejo ni muerto eso de que cuando envejecen se van asu pais nada, cuando se mueren lo meten en las camaras de los restaurantes y cerdo agridulce o pollo con almendras
ResponderEliminarun saludo
angel
Nooo. Es un falso mito sino habría un mayor número de afectados por el mal de las vacas locas puesto que comer carne humana también lo provoca...
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