REFLEXIONES

Han sido unos días muy interesantes desde muchos puntos de vista. Hemos podido ver cómo en este país se pasa de la dualidad a la unidad y viceversa de una manera tan rápida que ciertamente para uno que reside aquí le cuesta trabajo asimilarlo, imagínense para alguien que no viva o que no sea de esta excéntrica España.
En el fin de semana que la selección española de fútbol consiguió hacerse con el mundial, donde toda la nación salía con banderas patrias (qué expresión más costumbrista y que se está perdiendo), el día antes se celebraba en Cataluña otra cosa diferente.
Poco hay que explicar sobre eso, pero sí que se está muy seguro de que el carácter del español es ese: el extremo ante todo.
Y si no es así, ¿qué me dicen del Debate sobre el Estado de la Nación? más esperpéntico imposible, bueno no se puede decir eso tajantemente, porque viendo la calidad humana de nuestra clase política, todavía podemos encontrarnos con muestras que sorprenderían al mismísimo Valle-Inclán.
Casi todo fue echarse los trastos a la cabeza entre el Presidente y el líder de la oposición. Qué lástima perder ese bonito tiempo en tantas tonterías y no aprovecharlos en el bien común de todos los españoles, puesto que los que contribuimos estamos más que hartos de ver estas sandeces y de que no se nos muestre algo más por parte de estas señoras y señores diputadas y diputados que por cierto han sido colocadas y colocados ahí, en el hemiciclo, por los españoles que cada cuatro años los votan.
Mientras tanto, hemos conseguidos “anestesiarnos” durante unos días con el todopoderoso fútbol, que si bien uno no se disgusta de que se gane el mundial, lo que le lleva a echarse hacia atrás en el asiento es saber qué cantidad tan descomunal le van a dar por las primas, puesto que sinceramente, han hecho su trabajo, nada más y que yo sepa por hacer mi trabajo a mí ni a casi nadie le priman por ello, sino más bien nos quitan, y eso teniendo suerte de estar trabajando, que esa es otra.
Sin embargo, la guinda de todas estas reflexiones en voz alta, la pone nuestro ministro Blanco, de Fomento, ya saben el señor que iba a arreglar los transportes para los que residimos en Melilla y después…, “si te he visto no me acuerdo, no sé si te conocí”
Es tan gratificante verle enfadado con los controladores aéreos, que no digo yo que no tenga razón, pero a mi me suena un poco a “amenaza” por su parte el decir sin ningún problema, sin pensarlo incluso, que se había puesto en contacto con el ministerio de Defensa para que los militares hicieran el trabajo de estos controladores.
Creo que si eso lo hubiera dicho un ministro de Fomento que fuera de otro partido, el que sea, este señor y todos los demás comparsas, sobre todo los artistas de su bando, hubieran puesto el grito en el cielo, ya que esas palabras las considerarían como un claro regreso a un pasado reciente de la historia de España.
Curioso. Muy curioso que se sientan tan demócratas y nos intenten atenazar con los funcionarios del ministerio de Defensa, cuando unos cuantos años antes, no tantos, los detestaban.
Desde luego, algunas veces fallan las memorias, o será más bien la mía.




FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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