No hacer. No decir. No ver. No escuchar. No demostrar. Si pudiera borrar algunos nos en mi vida serían esos. Si pudiera repetir algo de mi existencia sería el haberme cruzado en tu camino y haberte dado mi mano. El sendero a veces serpea y se vuelve oscuro para algunos de nosotros. Para mí. Para ti.
No nos hemos sentido jamás solos. Nos teníamos el uno al otro. Siempre. Mi conciencia ronda pensamiento tras pensamiento buscando los noes. Los halla a menudo. No haberte dicho que te quería ayer, no haberte gritado porque una simple camiseta había desteñido la ropa, no haberte dado la mano cuando la necesitabas por estar enfadado por una nimiedad. Pequeñeces que me envenenan hoy el corazón. Me gustaría tanto ser tú ahora y que tú fueras yo. Que pudieras volver a respirar, ver con tus ojos el mundo y hacerlo más bonito de lo que es. Porque eso es lo que tú hacías, mi amor. Convertir tu alrededor en algo precioso. Si me concediesen un deseo elegiría retroceder unas horas y ser yo quien hubiese estado al volante o unos años y no haber pronunciado nunca un no vano.
TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS
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