BÉLGICA

            Bélgica es uno de esos países de los que casi nunca se habla en ninguna tertulia ya sea política, económica o histórica, sin embargo, estamos hartos de leer, ver o escuchar sobre su ciudad más importante: Bruselas.
            Es ese tipo de país que sabemos que siempre ha estado ahí, mas si cabe desde que la española Fabiola se casara con el monarca de esa nación, que fue todo un acontecimiento para España y su televisión.
            Televisión Española que entonces sólo tenía un canal, realizó la transmisión total del evento monárquico, concentrando en torno a casi todos los receptores existentes en España a millones de españoles.
            Sabemos también que es un país que inició junto a Holanda o Países Bajos y Luxemburgo el camino hacia lo que ahora es la Unión Europea, formando aquel BENELUX, que partiendo de estos tres países fueron la semilla que dieron fuerza a la creación de unos Estados Unidos de Europa, sobre todo tras la entrada de la Francia de De Gaul.
            Pero antes que todo eso, este país tenía su propia historia, más bien un cúmulo de historias de diferentes pueblos con sus propias identidades, lenguas y costumbres que se aunaron en uno solo para ser más fuerte.
            Desde el siglo XIX, con las campañas de Napoleón, fue nombrada nación neutral como también lo sería Suiza, sin embargo, en los diferentes conflictos bélicos que han pasado por tierras europeas desde entonces, nunca quedó al margen de la lucha.
            Si en un principio las potencias de entonces como Reino Unido o Prusia, intentaron hacer que Bélgica fuera el país que frenara la posible expansión francesa, actuando como tapón ante cualquier intento por parte de Francia de volver a una nueva aventura napoleónica, la historia de Europa en el siglo XX nos ha confirmado algo muy diferente.
            En efecto, cuando se producen las dos Guerras Mundiales, la nación belga no sirvió de freno para los franceses ni para ningún otro estado, sino que su neutralidad fue vulnerada rápidamente por Alemania que utilizó su territorio para avanzar frenéticamente y entrar en Francia, la eterna enemiga alemana, sin que le diera tiempo al ejército galo a defenderse de la agresión.
            Anteriormente a estas guerras y dentro de aquel deshonroso reparto del continente africano, le fue dad a Bélgica un territorio mucho más grande en tamaño que ella misma, pero supuso salvar un escollo muy duro de solventar por parte de las potencias principales en el reparto continental.
            Francia avanzaba de Este a Oeste e Inglaterra lo hacía de Norte a Sur, quedando un lugar central en el que inevitablemente tendrían que encontrarse, como así fue, sin embargo, salvaron este problema entregando ese territorio a un país neutral y que mejor que los belgas para administrarlo.
            Cuando Bélgica comienza la producción de los recursos de esa zona, se convirtió en poco tiempo en la segunda potencia industrial después de los Estados Unidos de América, coincidiendo esta etapa con las grandes construcciones de magníficos edificios en Bruselas, verdaderos palacetes, que se correspondía con los industriales adinerados gracias a la explotación del Congo.
            Una vez llegó la independencia, todos recordamos cómo tuvieron que salir los ciudadanos belgas de allí, pues el jefe del nuevo gobierno nacional tenía alguna “particularidad” relacionada entre otras cosas con el canibalismo.
            Desde entonces, este país siempre está ahí sobre todo relacionado con todo lo que tenga que ver con Europa. Su capital, Bruselas, sigue siendo un lugar importante para todos los asuntos europeos, pero cuál es nuestra sorpresa cuando escuchamos o leemos las noticias que desde hace unos cuantos meses nos llega desde allí.
            Lo último han sido las manifestaciones que miles de estudiantes han realizado copando la capital belga, pidiendo nada más ni nada menos que “unidad” del país ya que desde mucho tiempo atrás, éste se encuentra sin un gobierno que los lleve adelante.
            Parece ser que los representantes del pueblo belga sólo piensan en la división del país, en vez de seguir como hasta ahora, que no les ha ido nada mal, pero ya ven parece que no sólo pasan estas cosas de “nacionalismo exacerbado” en nuestro país.
            La respuesta de los jóvenes ha sido arrolladora: unidad y gobierno de verdad. Dicen que, a veces, las cosas se contagian…, ahí lo dejo.



FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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