DÍA DE LA MUJER: LA LUCHA NO HA HECHO MÁS QUE EMPEZAR

Mudas. Atadas. Zarandeadas. Acorraladas. En las mazmorras de una ideología que nunca han podido cuestionar porque las anularon antes de existir.
Frustrante. Para gritar. Para querer arrancarse la vestimenta a mordiscos. Para poder sentir algo de libertad aunque duela. Así se sienten, miles y miles. Sin embargo, no son un cifra. Son excesivamente más que todo eso. Son heroínas por el mero hecho de estar. Por soportar una situación deplorable sin desfallecer en su lucha. Algunas una lucha silenciosa, pensando y deseando un futuro mejor para sus hijas, otras ferviente aunque la mayoría de éstas no lo puedan contar.
No son casos exclusivos de los países menos favorecidos. No. En los que se denominan avanzados estos yugos siguen teniendo una vigencia importante. Permanecen como una bruma matinal que acompaña un paisaje que desearía librarse de ella. Muchos hombres y mujeres siguen viviendo bajo un paraguas ideológico machista, obsoleto y cuadriculado que no saben o no les interesa guardar. Otras veces, son los miedos a los cambios los que les hacen no ver más allá de sus narices. Fuera por lo que fuere, las diferencias que en nuestra sociedad siguen imperando según el sexo del individuo deberían ponerse en tela de juicio desde los cimientos más profundos para dejar a un lado toda la hipocresía que reside en torno a esta cuestión.
Uno puede ser un hombre sumamente inteligente y haberconseguido montar un imperio a costa de su trabajo y de su esfuerzo, no obstante, en el momento que dicho sujeto rechaza contratar a una mujer cualificada para optar a un puesto en su empresa en favor de un hombre menos cualificado por el simple hecho de tener algo más en la entrepierna, ya ha demostrado que su imperio posiblemente o fue causa de un golpe de suerte o provino del trabajo de otro que no fue él, posiblemente de su mujer.
Todos tenemos o hemos tenido una madre. Sin ella no seríamos nada. Trabajadora, por cuenta ajena o propia. Demostrando que la vida es dura pero que con fuerza, con mucha fuerza siempre se avanza, aunque sea a pasos pequeños, aunque haya que trabajar el triple para que algunos tengan en consideración dicha labor.
Thatcher pensaba que tras ningunear a las mujeres tan sólo residía un mero acto de cobardía:
"En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él".
Sea como fuere, hay mucho, mucho por hacer aún, y es que el sol se pone para hombres y mujeres de igual manera pese que algunas mujeres no logran verlo más porque perecen en una lucha que no debiera existir puesto que los derechos como derechos que son, son para todos. 
Felicidades a todas las mujeres. A las que son y a las que se quedaron por el camino. 


TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS

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