Las temperaturas poco a poco van bajando, pero seguía haciendo calor cuando el mes de setiembre estaba dando sus últimos pasos.
Un mes que empezó con Feria y que terminó con huelga general, hay quien comenta que también forma parte de esa “juerga” feriante, por lo que supone a estas alturas y por los personajes que la comandan, que ahí es nada.
Este otoño se presenta como siempre en esta latitudes, con viento cambiante y abundante, precipitaciones, quizá menores, pero que sí harán las delicias de los que se dedican a la limpieza de los coches, pues es sabido que la lluvia que nos cae es más barro que otra cosa.
Habrá cambio de horario, como siempre, al final del mes de octubre y nos pasaremos algunas horas descifrando cómo hay que poner el reloj, si adelantarlo o atrasarlo, pues casi nunca nos acordamos bien del asunto.
No sabremos si será realmente la noche más corta o más larga, aunque mirándolo bien, siempre las noches son en función de que la persona pueda descansar o, al menos, dormir.
Ahora ya han comenzado de manera más seria la etapa educativa y todos los centros docentes están a rebosar de alumnos que ya van llevando todo el material escolar que se les ha solicitado.
Atrás van quedando las prendas del verano, nos acordaremos de la ropa corta siempre que vayamos a hacer alguna actividad deportiva y echaremos de menos el sol que ahora a muchos molesta.
Otoño por tanto que no será diferente de otros muchos que hemos pasado a lo largo y ancho de nuestra vida, pero que se echaba un poco de menos, hasta que cuando estemos muy hartos de tanto tiempo desapacible, queramos que lleguen los días soleados y cuando lleguen éstos, iremos a ponernos a sus pies para disfrutar lo más posible de sus rayos vivificantes.
Hablan muchos analistas de la cosa política que será un tiempo otoñal muy caliente desde el punto de vista de la conflictividad social y uno piensa y se pregunta si eso ya no lo ha sido antes de que llegara esta estación, pues las cosas no han pintado nada bien desde hace años.
Ahora, cada cual se refugiará en su cubículo, aguantando lo que está cayendo encima de nuestras espaldas, por culpa de las malas gestiones de la economía, cuyas riendas las han cogido aquellos que son los más ignorantes de estas lides que los que somos ciudadanos de a pie y que recibimos todas las patadas de toda esta maldita situación de crisis.
No nos hace falta ahora esa frase tan manida de “te lo dije”, sino apoyarnos unos a otros e intentar salir de este embrollo enorme y que sin nuestra colaboración, la de los ciudadanos de bien, no se podrá hacer.
En estos momentos más que nunca hemos de demostrar lo que somos como país, como ciudad, como sociedad en definitiva que no se merece lo que está pasando y lo que sí sacamos algo muy claro, una lección que debemos muy bien aprender y es que nunca más confiemos nuestras riendas a una pandilla de ignorantes que no saben donde tienen la mano derecha ni la izquierda.
Es otoño, es tiempo de verdaderos cambios que merecemos y que sólo nosotros seremos capaces de conseguirlos.
FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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