Estas palabras que representan unos valores ya prácticamente perdidos en nuestra sociedad, eran las que siempre consignaba un caballero de las ondas radiofónicas desde hace cerca de diecisiete años.
Este señor de las ondas no era otro que Juan Antonio Cebrián, hombre de radio de lo mejor que este medio ha dado en nuestro país e historiador supremo que supo canalizar la historia para llevarla a todo el mundo.
Estuvo Cebrián durante siete años presentando un programa de culto en las noches de Onda Cero, cuando esta emisora empezó a funcionar en el panorama de la radiodifusión española, hace más de diecisiete años, dicho programa llevaba por título “Turno de noche”.
Muchos de los que como este que les escribe empezaron a escuchar y no oir radio, comenzamos con ese tipo de programas, divulgativos a la par que entretenidos.
Más tarde, se hizo cargo de un nuevo espacio, que sería el “sumum” de los programas de las noches en la misma emisora y por ende, uno de los más escuchados a nivel nacional y, después con la posibilidad de Internet, también se escuchaba allende las fronteras.
El programa en cuestión, “La Rosa de los Vientos”, ha sido, es y será uno de los más escuchados en las madrugadas de los fines de semana, ya que pocas veces en un mismo programa se aúnan talento, seriedad, divulgación científica e historia como en él.
Además el carisma de su director, Juan Antonio Cebrián, nos llevaba por las sendas de lo inimaginable y podía detenernos durante casi tres horas de madrugada pendientes de lo que tanto él como sus colaboradores contaban.
Hace pocas fechas este hombre honesto, que sabía pedir perdón cuando erraba, que logró publicar más de una docena de títulos, que logró enganchar a toda una audiencia de más de un cuarto de millón de personas cada fin de semana, se le paró el corazón y desaparecía de entre nosotros sin ni siquiera decir adiós.
Supo enganchar a muchas personas en el arduo camino de la Historia, haciendo de una manera narrativa aquellos famosos “Pasajes de la historia” que tanto nos ha enseñado a los que somos historiadores y a los que no.
No tuve la suerte de poder conocerlo en persona, pero sí pude leer numerosos artículos suyos y algún que otro libro. El último de ellos, se editó en verano de este año y ya antes de fallecer, tuvo la fortuna de saber que se había convertido en uno de los más vendidos: “Pasajes de la Historia”.
Lo que sí puedo decir desde aquí es mi más sincera admiración hacia un hombre que pese a tener alguna dificultad física, supo sacar adelante todo el talento que albergaba en su interior y, lo mejor de todo, supo transmitirlo como nadie a los que le escuchábamos.
He de decir que siempre cuando podía hablaba bastante y bien de Melilla y hace poco pude contactar para que en uno de sus pasajes de la historia pudiera realizar uno dedicado al Regimiento Alcántara. Por desgracia, según me han contado, lo tenía a punto de realizar, sin embargo, no le dio tiempo.
Vaya desde aquí mi más sentido homenaje a este caballero de las ondas y buen conocedor de muchos saberes y allá donde estés, Juan Antonio, siempre seguiremos leyendo tus obras, escuchando tus pasajes de la Historia e intentaremos seguir tu estela con “fuerza y honor”.
FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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