DOLOR DE MUJER (II)


ACTO 2º

ESCENA ÚNICA


            Cruza el escenario de nuevo con una toalla en las manos secándose la cara después de haberse echado agua para aliviar los pensamientos que le ofrecen esas palabras que está leyendo.
         Deja la toalla encima de la mesa y recoge las cuartillas, las mira por delante y por detrás, las deja encima de nuevo y bebe un poco más de agua. Se dirige a su asiento, se sienta mira su móvil, lo deja encima de la mesa y retoma la lectura del testimonio de esa mujer...
“Veía más claro la posibilidad de la separación, aunque sabía que ello me repercutiría en mi vida con la sociedad, pero no estaba dispuesta a aguantar más, mi hijo era mayor, sabía con quién quería quedarse y yo tenía que salir de ese pozo.
Conseguí la separación no sin tomar muchos traumas, pero ya lo había hecho..., Por fin, lo había hecho.
Esta decisión tuvo inmediatas consecuencias negativas: los amigos y amigas que creía tener, me dejaron de lado, pues el hecho de haberme separado era como un insulto para ellos.
Era como si hubiera cometido un crimen, y fue tanto malo lo que pasé que algunas veces llegué a pensar que de verdad lo cometí. Tendría que haber aguantado y así los demás estarían contentos..., pero... yo no era así, no podía seguir hipotecando mi vida por lo que dijeran los demás, ellos no estaban viviendo mi vida. Además muchos de esos matrimonios eran de escaparate de cara a los demás, pero el verdadero amor lo habían perdido desde hacía tiempo, o no lo habían conocido nunca.
Era curioso comprobar como en plena democracia y apertura de libertades, me encontraba enjaulada, sin tener posibilidades de hacer nada: ni trabajar, ni estudiar, ni siquiera pensar en amar a otro hombre sin tener la sombra constante de la separación, pues la mayoría pensaban que por el hecho de estar en este nuevo estado civil, ya tenían derecho a casi todo.
En esos años pasé otro calvario .
         Todo lo denuncié, pero me topé con la oligarquía de las cofradías malagueñas, (verdadero poder paralelo al del ayuntamiento) y sólo conseguí que una Juez concluyera en quitarme la libertad, sin ni siquiera investigar el caso...
         Hoy en día y a pesar de todo lo que he pasado, sigo luchando por lo que creo. Ya soy una mujer entrada en años y algo cansada, pero ahora he regresado a mi tierra de nacimiento e intento vivir la vida que no me han dejado.
Fui desde siempre luchadora y confiada en los poderes públicos para que me ayudasen y ni en la época de la Dictadura de Franco ni después con la Democracia he encontrado la solución a mi problema.
         Es como si llevara una maldición desde aquel momento en que di el “Sí, quiero” a un hombre que me falló, me maltrató y todavía en la sombra lo sigue haciendo.
         Por eso, puedo decir que mujeres que han luchado por sus derechos y se han alzado en contra de los malos tratos las ha habido siempre y han denunciado los hechos tanto en aquella época como ahora y es lamentable ver cómo sigue todavía el mismo virus afectando a una sociedad tan hipócrita, como decía Pérez-Reverte, como la nuestra, muy adelantada en algunas cosas, pero muy retrógrada en lo fundamental.
         Desde aquí dejo escrito este testimonio de mujer con el consuelo de saber que algún día cambiará esto y la lacra de la llamada violencia doméstica sea ya un pasado, un mal sueño, sólo eso: una pesadilla.
         A pesar de todo lo pasado y de que continúo luchando, sigo sin encontrar el por qué de lo que ocurrió. Quizá algún día lo sepa o quizá no.”
         Aquí concluyó de leer el escrito, se levanta, deja las hojas en la mesa y apoyando una mano en la misma, con la otra saca una pluma del bolsillo de la camisa, se dirige a su cartera y saca una carpeta, la abre y se sienta comenzando a escribir lo que sigue:
“Vaya desde aquí mi más sincero apoyo a todas esas personas que por cualquier circunstancia reciben maltrato en todos los sentidos y que seguiremos luchando por cambiar esta sociedad inmunda, colmada de intereses económicos y poco respeto hacia el ser humano, puesto que la violencia que se genera no sólo afecta a las mujeres, sino a todo el ser humano que tenga un mínimo de corazón y buenos sentimientos.”

Ahora el tiempo ha pasado,
Ahora sigo luchando,
Ahora lucho ya  por tod@s
Las que en un momento de su vida,
Se ven sometidos
Al yugo incoherente
De esta sociedad hipócrita
Y repleta de reparos y morbo

Sociedad que se va haciendo a sí misma,
Que se ahoga en su propia sinrazón,
Sociedad que tiene que cambiar
Tenemos que hacerlo
Y lo conseguiremos.

Llegaremos a conseguir que no haya ser humano
Que pase más malos momentos,
Cambiaremos todo esto,
Porque hemos de creer
En nosotros mismos
Y así saldremos adelante.

La vida lo merece.


Entra una mujer cantando la canción “María se bebe las calles” a capella y fin.



FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
Share on Google Plus

About Fernando y Tamara

This is a short description in the author block about the author. You edit it by entering text in the "Biographical Info" field in the user admin panel.
    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios :

Publicar un comentario