ENGAÑOS CONTINUADOS


            A lo largo de la Historia de la humanidad siempre ha habido engaños y falsedades de todo tipo, pero casi siempre con un denominado común: el sólo dejar a medias la información.
            Verán en esta era globalizadora, con sólo un clic de un “ratón” de una computadora, podemos atravesar en muy poco tiempo la barrera espacial y posicionarnos en otro lugar y saber de allí más cosas que de lo que tenemos delante de nuestros ojos.
            Estamos inmersos en ese momento de tecnificación tal que si nos dicen hace quince años todo lo que ahora se puede saber, creeríamos que estábamos en un momento muy futuro en el tiempo y, en consecuencia, en un mundo más fantástico que real.
            No hace mucho tiempo, una simple conversación telefónica, suponía muchas veces toda una odisea puesto que para llamar de Málaga a Madrid tenías que poner una de aquellas “conferencias” que una telefonista te diera línea y pudieras después de un buen rato comunicarte con la otra persona.
            De esto no hace tantos años, pero muchos menos ha sido cuando todos íbamos a una academia de mecanografía a aprender a escribir a máquina, pues era primordial si querías aspirar a un puesto en la administración.
            Hoy día, casi todos los hogares tienen un ordenador o más y desde muy pequeños los niños aprenden a jugar con máquinas de tan avanzada tecnología que los mayores apenas sabemos para qué sirven algunos botones.
            Todo esto viene a colación de que en la actualidad nos machacan con mucha información, salvajemente puesta encima de las mesas de nuestros salones, haciéndonos cómplices de lo que ocurre en otra parte del mundo.
            Sin embargo, no es todo tan claro, no es todo tan limpio. Todavía nos siguen engañando pretendiendo que sepamos más colocándonos esta nueva tecnología a nuestro alcance.
            En estos momentos, todavía hay muchos enigmas muy actuales que nos lo han servido muy fríamente como ocurrieron, pero si nos paramos a pensar y a releer bien en las noticias, comprobamos que no se sostienen como nos quieren dar a entender.
            Hace pocos días estuve revisando un informe que salió a la luz sobre lo que ocurrió en Washington aquel fatídico día once de septiembre de 2001, es decir, aquel otro avión que se estrelló contra el Pentágono y del que a pesar de la información tan exhaustiva que se nos quiso enseñar, no hay imágenes claras de lo que realmente ocurrió.
            Si en las Torres Gemelas de Nueva York, si nos mostraron a las claras lo que ocurrió con aquellos dos aviones que fueron estrellados contra ellas y lo que después aconteció, el que supuestamente cayó en un ala del Pentágono, todavía no hay las imágenes precisas de que se diera lo que se nos dijo.
            Verán. Como centro neurálgico del poder estadounidense, este edificio es uno de los más vigilados del planeta, con miles de cámaras observando cualquier palmo de terreno que lo circunda, pese a ello, no hay imágenes apenas de ello, sólo la de unos restos de un avión accidentado, pero nada más.
            Y ahora me pregunto: ¿ninguna cámara grabó nada? ¿Qué ocurrió allí realmente? Si estamos en la era digital donde los satélites nos observan hasta en el último sitio donde queramos escondernos, ¿por qué no hay imágenes de lo que pasó? y si las hay ¿por qué ocultarlas?
            En definitiva, volvemos al oscurantismo de siempre. A los engaños continuados de unos pocos al resto de la humanidad. ¿Qué pasó realmente aquel once de septiembre de 2001 en el Pentágono?

FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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