HUEBRO


            La mañana ha amanecido buena, un poco fría para la época del año en que estamos, pero el sol ya ha aparecido en el cielo azul almeriense, interrumpido por algodonosas nubes blancas que hacen más llevadera la jornada.
            Ya hemos desayunado y nos dirigimos al coche para seguir camino a la Región de Murcia, pero antes nos detendremos en un lugar más cercano de donde estamos: el Campo de Níjar.
            Estamos en la Autovía y ponemos rumbo a la Villa de Níjar, para adentrarnos a nuestro temporal destino: Huebro.
            Huebro es una pedanía que administrativamente pertenece a Níjar, y cuna de los abuelos maternos de quien les escribe. Hay un poco de nerviosismo y quizá también impaciencia por saber cómo es ese lugar, qué nos encontraremos allí.
            Enfilamos la calle que sube a la iglesia de Níjar y nos detenemos para preguntar a un policía local por el camino a Huebro. Él nos lo indica y me pregunta por la familia que buscamos, le digo que somos de los “Teresos” y me dice que todavía hay en Huebro.
            “¡Estupendo!”, me digo y seguimos camino. El sol tímidamente se esconde y vuelve a salir como haciéndonos guiños entre las nubes. Subimos por unas callecitas estrechas que circulan entre casas blancas de reluciente cal, hasta que emprendemos el verdadero camino a Huebro.
            Nuestra vista se pierde entre las montañas donde se halla encajado el valle de Huebro. Un valle formado por las fuentes de agua naturales que desde época inmemorial existen y surten en esta zona y que le ha hecho un lugar popular para las gentes del campo nijeño, pues dicen que su agua es una de las mejores.
            Al fondo, en lo alto, vemos un edificio y claramente sabemos de qué se trata: es la Iglesia del pueblo, con su torre de mampostería y el resto encalado. Subimos despacio no sólo por el terreno por donde circulamos que aunque es una pista se encuentra en perfectas condiciones, sino que queremos empaparnos de todo lo que nuestros ojos están viendo: laderas escalonadas y jalonadas de edificaciones que el hombre ha ido construyendo desafiando las leyes de la física; también nos topamos con zonas dedicadas a la caza y seguimos avanzando entre laderas repletas de pizarras.
            Tenemos que hacer un esfuerzo último y llegamos a lo más alto que coincide con el edificio de la Iglesia. Allí, en el patio de la misma, detenemos nuestro vehículo y nos bajamos para respirar el mismo aire que hace muchos años lo hacían nuestros antepasados.
            Nuestra vista se posa sobre todo el valle que desde allí se hace inmenso y más bonito si cabe, en ese momento escuchamos voces a nuestra espalda, en un recodo del camino y allá nos dirigimos. Nos encontramos a una pareja y cuando le preguntamos para poder ver la iglesia, nos preguntan de donde venimos, le decimos que desde Melilla para ver la tierra de nuestra familia los Teresos, esa palabra suena mágica, pues se dirigen a nosotros y nos abren las puertas de su casa y hasta de su amistad.
            Nos acercan a la persona que se encarga de cuidar la Iglesia y rápidamente entablamos conversación sobre nuestros familiares que también ella conoce y sin ningún problema nos abre las puertas de la Iglesia, una gran emoción se apodera de nuestros corazones que van latiendo cada vez más rápidamente, pues por fin nos adentraremos donde mi abuelo materno se bautizó, y se casó con mi abuela…y allí colocada encima del altar la vemos, con su manto blanco como la nácar, bella imagen que patrocina este pueblo: Nuestra Señora del Rosario. Nos acercamos y damos gracias por habernos permitido llevar a la realidad un viejo sueño.
            ¡Qué hermosa es!, dice en voz alta mi madre y yo asiento dándole la razón, porque pocas veces he visto un rostro tan sencillo y humilde que ese.
            Quisiera aquí recordar las palabras que un señor llamado Asensio dejó plasmadas  en la roca al lado de la Iglesia en el año 1947 y que describen tan bien este rinconcito almeriense:
“En un eminente
lugar delicioso
al pie del ingente
penacho rocoso
1947
Huebro con su rica fuente
y su Virgen del Rosario”
A. Asensio



FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ
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About Fernando y Tamara

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