El llanto de la esperanza, la escasa cordura de mi locura, el poco convencimiento de mis afirmaciones, el deseo de mis obligaciones, la eternidad de lo efímero, la parada cardíaca del reloj, la confianza de mis dudas, la risa del disgusto, la armonía del desorden, la torcedura de la línea recta, la iluminación de una lámpara apagada, la sequedad del agua, la oscuridad de la luz, la vida de la muerte.
No sabría expresarte cómo me sentí. Simplemente, esas cosas vienen a mi cabeza. La zarandeo, la oculto bajo la almohada y no desaparecen. No desaparecen. Lo ansió y huye. Corre más que yo. Mucho más. Quisiera abrirme y sacarme ese traje de sensaciones y cambiarlo por cualquier otro. No lo hallo. El exterior ha invadido mi interior y no lo suelta. Al otro lado del mundo se escucha un clamor: es el regocijo de los espectadores.
TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS
0 comentarios :
Publicar un comentario