Errores. La vida está plagada de ellos. Conviven con nosotros. Algunos tienen fácil solución otros requieren más esfuerzo y dedicación, unos son puntuales otros perduran en el tiempo y se ha de insistir para pulirlos y eliminarlos. El proceso anterior al error es vital para su ejecución o no. Puede haber un trabajo anterior que lo evite o pueden ser fortuitos y no deberse a la ausencia de una labor. Por tanto, son los remediables, lo que parten de la inoperancia del ser los que los producen los que han de desaparecer. A más a más, esta necesidad se incrementa cuando son ejemplaridades las que los producen. A cuanta más gente llega, más repercusión tiene el error.
No suelo ver mucho la televisión pero cuando la veo no dejo de pensar en esto. Falsedades documentales y ortográficas flagelan este medio. No hará mucho, una cadena con número ordinal reflejaba unas imágenes que no correspondían con lo que intentaban demostrar. Falsear la realidad a sabiendas de lo que se hace con un fin mediático no es excusable. El fin no justifica siempre los medios, mentir es mentir, magnificar una noticia para que tenga una mayor trascendencia no deja de ser una forma de engaño. El amarillismo déjenselo al listín telefónico.
TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS
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