MALTRATO ANIMAL

Recientemente, un juez ha retirado la custodia de un perro a su supuesto “estimado” dueño. En su defensa el condenado arguyó que la mascota no le hacía caso y ante la impotencia de ver ninguneado su poder sobre él se relajaba pegándole. Si cada vez que alguien nos desobedeciera o nuestros deseos no se viesen materializados tuviéramos que emplear la violencia, creo que todos incluidos las fuerzas de la autoridad y los representantes legales entre muchos otros llevarían un ojo o más a la virulé: señor comercial de viviendas que deseo una casa en un buen sitio, de unos trescientos metros, con vistas, con piscina climatizada y sala de juegos por menos de cien mil euros que es mi presupuesto; que no lo tiene, habrá que desfogarse dándole su merecido porque para tener yo una crisis nerviosa que afronte él las consecuencias ya que no ha sabido atender mis necesidades vitales; señor presidente dónde va haciéndome pagar impuestos a mí que no me viene de gusto, ponga usted la espalda, que afilaré mi látigo.

Decía Gandhi que "la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en que se trata a sus animales". Esto da una lección de humildad a todos los países que se autodenominan desarrollados. No obstante, no deja de ser una postura de antaño, la de considerar que los animales están puestos en la tierra para contentar y satisfacer al hombre y que éste posee total dominio sobre ellos. Muchos se apoyan en el argumento endémico de considerar que existen especies mejores que otras, cual el fascismo consideraba que había razas superiores a otras y del uso al abuso tan sólo había el deseado exterminio entre medio.

Sería reconfortante imaginar que esta noticia nos remite a un hecho aislado. No es así, ni por asomo. Llenaríamos folios y folios de casos semejantes e incluso de ejemplos que muestran una violencia mucho más atroz. Sin ir más lejos, el ser humano es capaz de sacar grandes beneficios de la crueldad: las corridas de toros mueven millones y millones, hay circos que trabajan con animales y cotizan sus entradas a un precio nada nimio y ciertos parques temáticos incluyen funciones y más funciones de unos animales que se les ve cansados en cada uno de sus gestos.

Se supone que cada animal tiene su lugar en el planeta y el respeto garantiza que continúe siendo así. Respeto. Una gran palabra que muchos han obviado en su lexicón.

¿La esclavitud se abolió hace siglos? Fervientemente, no.

Tamara González Cuevas.
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